El realismo mágico de Villa Amadora

La novela “Villa Amadora” se presenta en Jaén y en Sevilla
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El realismo mágico de Villa Amadora

de Ezequiel Barranco

Una de las mejores novelas contemporáneas

que se hayan escrito sobre Jaén

 

Una novela en clave de melodrama que recrea, de forma simbólica, una de las décadas más trágicas de la ciudad de Jaén.

 

Literatura de alta calidad que ha sido reconocida
por lectores y críticos.

 

Esta novela —que fue presentada en la Feria del Libro de Jaén en mayo de 2022 y en Sevilla en junio— va calando y reconociéndose como una de las mejores novelas contemporáneas que se hayan escrito sobre Jaén, aunque su trama transcurre en una casa, que existió, como un escenario simbólico: «Villa Amadora», situada en el popular barrio de San Ildefonso de la capital, en la postguerra civil.

 

Esta obra, publicada por Líberman Editorial, ha sido escrita por Ezequiel Barranco, prestigioso médico residente en Sevilla, nacido en Jaén en 1955, que mantiene su amor por esta ciudad y cultiva su pasión por la escritura como vocación, formación y ensayo permanente.

 

Con ocasión de la firma de ejemplares, la periodista Juana García Alcántara —que no conocía al autor—, tuvo la sensibilidad de captar la bondad en su rostro y su mirada azul que le pareció tan auténtica como sincera. Tras adquirir y comprar la novela escribió:

—“Acabo de leer «Villa Amadora» y he descubierto que es un libro que me recordó una famosa novela de Fernando Aramburu, una  “Patria” jiennense, mezcla de realidad y ficción, verdad y mentira, cordura y locura… Una obra para describir un periodo muy duro en el que todos salieron perdiendo. Una historia que te atrapa. Narrada con un verbo de altura, buscando siempre la palabra justa, la frase más bella. Una historia con regusto al Jaén pasado que algunos hemos vivido, escuchado y oído.”

 

Mar Horno, documentalista y excelente narradora especializada en microrelatos, residente en Jaén, recomienda esta reciente novela de Líberman Editorial y ha escrito:

—“Acabo de terminar «Villa Amadora» de Ezequiel Barranco Moreno. Me ha encantado. Sin duda la recomiendo. Ezequiel retrata con una prosa cuidada y elegante, casi exquisita, la historia de una familia en el Jaén de posguerra, donde entremezcla con maestría el dolor, la culpa, el deber y el deseo insatisfecho de unos personajes que esconden horribles secretos. Retrato realista y conmovedor de una época terrible y donde, al final, uno ya no sabe quién es víctima o verdugo”.

 

Para Manuel Espiñeira, periodista y escritor:

 

—«Villa Amadora» es una historia de la posguerra española. Como cualquiera de estas historias no es fácil de digerir si es honesta, y esta obra lo es.

Ezequiel, su autor, agarra del cuello al lector y lo hunde en un océano de filias, fobias, sometimientos y extravagancias provocadas por lo religioso, lo social o lo etílico. Cuando ya la asfixia se hace extrema, Ezequiel susurra al oído del lector un secreto. Lo que desvela —finalmente— es la clave de bóveda que da lógica al sinsentido demencial que viven los habitantes de «Villa Amadora»

Profundamente compleja, el texto sintetiza desde la ficción narrativa las heridas de una guerra. Esta fue en Jaén y aún vive entre las líneas de «Villa Amadora» . Muy recomendable”.

 

En crónica del crítico Ricardo Parra:

 

—«Villa Amadora» me parece redonda y muy bien escrita. Una historia de realismo mágico estilo jienense en la dura época de la posguerra con un punto fantasmal a lo Henry James mezclado con Poe. El argumento bien sostenido, una verdadera tragedia griega contemporánea en su estilo que mantienes hasta el final, un nudo dramático con buen ritmo sometiendo  a tus riendas a los personajes más violentos de Hilario y Jacinto y con un desenlace onírico estilo Elena Garro. Crispín un personaje memorable, de incidental pasa a actor principal de la novela y el mejor definido psicológicamente. Los otros secundarios un poco diluidos, salvo las fuertemente destruidas de padre e hijo por la guerra de odio entre ellos.

La estructura con prefacio en cada capítulo de la ciudad estilo Elena Garro como en “Los recuerdos del porvenir” sin olvidar a Rulfo o Benet para darle a la ciudad de Jaén cierto protagonismo de sufrimiento silencioso

La historia narrada por Crispín un personaje icónico y repito, el más conseguido, con la mezcla de diario-diálogo-realidad-delirio entre personajes atrapados en su oscuro pasado, presente tormentoso y futuro…

Me quedo con la metáfora del ajedrez, dónde todo está muy claro, blancas y negras, sus reglas… pero aquí está pervertido en la desquiciada mente de Hilario.

Quizás su único momento de lucidez es cuando pronuncia «Todo era y es odio, un odio que también se instauró en esta casa, nos volvió locos y nos bañó en alcohol y oraciones, en servilismo, en abandono, en un ayer imaginado y un presente indeseado». En definitiva, una gran novela que nos sorprenderá en más de un aspecto”.

 

Carlos Ruiz Santiago, joven escritor de literatura fantástica, ha escrito en redes sociales:

—“La novela de Ezequiel Barranco tiene mucho del realismo mágico de García Márquez y de Juan Rulfo. Me veo envuelto en una especie de “Pedro Páramo”,  en la posguerra española. Nunca deja de fascinarme lo real que se siente cada piedra de esa villa y de esa pequeña ciudad andaluza que es Jaén. La autoridad y la importancia de «Villa Amadora»  (como Comala en aquella obra de Rulfo), convierte a cada personaje en un héroe trágico, caído en desgracia. A través del joven Crispín, veremos como cada uno de los miembros de esa desgraciada familia se abre en canal, mostrando lo mejor y lo peor de la raza humana. Actos de sacrificio, valentía, de sincero arrepentimiento y dolorosa piedad, de odio indiscriminado y sin sentido, de demencia, de lujuria, ira y ponzoña.

La hermosísima prosa de Ezequiel no teme mostrarnos los momentos más macabros bañados en esa pátina infecciosa de magia cuasi onírica que lo recubre todo, desde apariciones divinas a horrores que moran en un sótano que nunca debió revelar sus secretos.

En su estilo se destila un amor por la literatura, por el arte, por lo español y por lo andaluz, por la libertad, por el amor en sí. Sin embargo y, por encima de todo, se aprecia la intención de no olvidar las cosas horribles que nos han sucedido, ese cieno negro, el cual, aunque amargo al gusto, nos ayude a lograr que el mal nunca vuelve a vencer”.

 

La portada diseñada por el Estudio Creatic incluye un magnífico retrato de “Dolorosa” del excelente pintor Santiago Ydañez.

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