Consejos para escritores noveles. Parte 1

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Empezar a escribir

Con total seguridad, eres un lector empedernido, has pasado una parte importante de tu vida sumergido en todo tipo de relatos e historias, has conocido a escritores contemporáneos y clásicos, has leído ensayo, cuentos y novelas de todos los géneros y estilos. Probablemente, has llegado a ese punto al que llegamos los lectores; la necesidad de ser tú mismo quien empiece a contar historias. Ha llegado el momento de convertirte en escritor.

Entonces, te sientas frente al ordenador completamente decidido a cumplir tus sueños y abres un Word.

Ante ti, se abre una enorme espesura blanca. El campo infinito y digitalizado donde transcribir todo eso que te bulle en la cabeza. Paras, observas, piensas un poco, haces crujir tus dedos y escribes una frase y luego otra, no te convence y borras, vuelves a escribir y crees que no es lo suficientemente bueno, una frase más y te quedas seco, como columna de hielo sobre el Sahara que empieza a gotear sudor helado.

De improviso, te viene un gran peso sobre tus espaldas y también sobre tu cabeza, ese que te vuelve incapaz de escribir una sola palabra más. Entonces, te haces la terrible pregunta: ¿y si no soy capaz de escribir?

Tranquilo, que no cunda el pánico. No te preocupes. Es un fenómeno que a todos los escritores nos pasa en algún momento de nuestra vida. No eres el primero ni tampoco serás el último y cuando superes esta primera prueba, puede que vuelva a acosarte con más fuerza en otras ocasiones. Para evitar el pánico a la página en blanco sigue estos breves consejos.

La página en blanco, pesadilla que deriva en dulce sueño

Cada escritor suele enfrentarse a este problema cotidiano a su forma. Con el tiempo, muchos de nosotros hemos perfeccionado nuestra propia técnica particular y ya apenas nos afecta, aunque el temor a que vuelva permanece latente dentro de cada uno.

1er consejo. Elimina la presión, lo normal será que dentro de ti habite la necesidad de escribir bien, que tu relato sea entretenido, que enganche, que sea pedagógico… fundamentalmente para agradar a otros, a tu pareja, familiares, amigos… y temes que no seas capaz de cumplir este requisito. Esto es lo primero que debes eliminar de tu mochila de escritor. Tu novela y tú debéis ser uno solo, sin interferencias. Tienes que sentirte completamente libre de escribir lo que te plazca, sin tener en consideración la opinión de absolutamente nadie. Después, cuando la obra termine y haya sido una proyección única y exclusiva tuya, veremos qué público se siente atraído por lo que has escrito.

2º Consejo. Elimina la presión, no trates de escribir la novela de tu vida, no fuerces la calidad ni el estilo, no trates de aparentar la madurez, que muy posiblemente no tengas en este sentido. Escribe como te gusta, sin ataduras y sin objetivos comerciales, solo para ser feliz haciéndolo; este es el verdadero y único camino para hacerte con un estilo propio, sentirte seguro realizándolo y desarrollarte como escritor.

3er Consejo. Elimina la presión, si no le debes nada a nadie, si no tienes por qué empezar siendo el mejor y solo tienes que disfrutar con este trabajo, tampoco escribas sobre algo que te vaya a causar dolor de cabeza, no trates de abarcar campos científicos, históricos, sociales, culturales… que no domines. Empieza a escribir sobre aquello que te interesa, lo que te hace feliz pensar, ya sea sobre un viaje al Pacífico o sobre el asesinato de tu maestro de literatura de este año. Regodéate en aquello sobre lo que escribes, sumérgete tanto en tus escritos que estés deseando volver a la pantalla del ordenador para perfeccionar, para avanzar, para reírte o ponerte a ti mismo un nudo en la garganta, sabiendo que todo lo que sale se lo debes a una única persona, a ti mismo.

Trucos para las primeras palabras

Con los consejos anteriores, si los sigues, estamos convencidos de que la presión en tus pulmones y el zumbido en tu cabeza se alejarán. Te sentirás más libre para comenzar a escribir y podrás comenzar a disfrutar de tu pasión de escritor.

Pero como hemos dicho anteriormente, los bloqueos ante la página en blanco pueden asaltarnos en cualquier momento, nunca estaremos a salvo de este gran enemigo, tenemos que aceptarlo y hacernos con las herramientas necesarias para que cuando aparezca podamos derrotarlo.

Como norma general, para evitar su aparición, deberíamos encontrar el lugar perfecto para ponernos a escribir, aquel que nos motive por su vista exterior (una habitación con vistas), aquel que nos aísle del ruido exterior (una habitación en un sótano), aquel que nos envuelva en el ruido y la vista exterior (el parque, el patio o la terraza de nuestra vivienda). El sitio que te ayude a escribir lo debes descubrir por ti mismo, búscalo sin complejos, insistimos en la presión, que nadie te coarte, el oficio del escritor nada en la completa libertad.

El tiempo, un factor que rara vez conseguimos dominar, pero que deberíamos intentar administrarlo lo mejor que pudiésemos. Ser escritor implica añadir un nuevo elemento a nuestras vidas, un elemento que va a necesitar de muchas horas, cuantas más, mejor.

Una vez que tienes el sitio especial para escribir y tiempo por delante, y siguen sin salirte las palabras, toma nota de algunos trucos para que estas fluyan con más facilidad:

1er truco, la descripción; describe algo que te llame la atención de lo que te rodea, dale carácter, personalidad y trata de relacionarlo con aquella historia que manejas en tu cabeza. Desde la puerta de madera con una pequeña deformación fruto de aquel encuentro… hasta el color del reflejo sobre la acacia del parque que recuerda al primer encuentro… por poner algún ejemplo.

2º truco, los juegos de palabras; tienes una historia que no sabes cómo iniciar, pero sabes qué elementos abundan en ella. Pues bien, elige tres palabras al azar que estén relacionadas con la temática del relato, la naturaleza de la historia, la época donde se relacionan los hechos… y únelas mediante frases ingeniosas, interesantes, divertidas… Esto suele servir como detonante para comenzar a escribir, aunque después no las utilices en el relato final.

3er truco, la libreta; lleva papel y lápiz allá donde estés, una grabadora o una aplicación para el móvil que permita grabar las ideas que te van a asaltar en cualquier momento. Grábalas o apúntalas. Te serán de enorme utilidad para los momentos en blanco, y no sufrirás por memorizar algunas de las ideas geniales que te asaltarán cuando menos te los esperas.

¿Te han gustado estos consejos? ¿Tienes algún otro que podamos incluir? Ayúdanos a mejorar como escritores y cuéntanos tus secretos para no quedarte en blanco. Escribe tus comentarios a continuación.

 

Un artículo escrito por Israel Guerra de Copyandbooks

 

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